El ajedrez es un juego de estrategia y cálculo, pero también de creatividad y astucia. Una de las herramientas que todo jugador debe dominar es la clavada, una táctica que consiste en atacar una pieza que no puede moverse sin exponer a otra de mayor valor.
La clavada puede ser de tres tipos: absoluta, relativa y parcial. Veamos en qué consiste cada una y cómo podemos aprovecharlas o evitarlas.
Clavada absoluta
Se produce cuando la pieza clavada se interpone entre una pieza atacante y el rey del mismo color. En este caso, la pieza clavada no puede moverse, pues dejaría al rey en jaque, lo cual es una jugada ilegal.
La clavada absoluta es la más fuerte y peligrosa, ya que limita mucho las opciones del jugador que la sufre. Además, suele ser el preludio de un ataque decisivo contra el rey.
En este ejemplo vemos como el caballo esta clavado de forma absoluta, ya que su movimiento sería jugada ilegal porque dejaría a su rey en jaque.
Clavada relativa
Se produce cuando la pieza clavada no se interpone entre una pieza atacante y el rey del mismo color, sino entre una pieza atacante y otra pieza de mayor valor.
En este caso, la pieza clavada puede moverse, pero a costa de perder la pieza que quedaría expuesta. Por lo tanto, suele ser una jugada desaconsejable, salvo que haya alguna compensación.
La clavada relativa es menos restrictiva que la absoluta, pero también puede ser muy efectiva para ganar material o crear ventajas posicionales.
En este caso estamos ante una clavada relativa ya que mover el caballo podría significar la pérdida de la dama, sin embargo el caballo puede moverse porque dejarse la dama no es jugada ilegal. En ese sentido podríamos estar ante un sacrificio de dama o bien un jaque intermedio con lo que el caballo que presuntamente no podía moverse, podría con su movimiento obtener algún tipo de ganancia.
Clavada parcial
Se da cuando una pieza clavada puede moverse a lo largo de la línea de clavada. Es decir, puede cambiar de casilla sin dejar expuesta a la pieza de mayor valor que tiene detrás.
La clavada parcial es la más débil y fácil de romper, pero también puede ser útil para restringir los movimientos del rival o crear amenazas indirectas.
En esta clavada parcial la dama tiene limitado su movimiento, pero no en todas las direcciones. En este caso, la dama no puede moverse ni diagonal ni horizontalmente, pero si en vertical ya que moviéndose verticalmente no dejaría expuesto a su rey. En este caso incluso podríamos comernos la torre, la cual si esta defendida conllevaría la pérdida de la dama a cambio de una torre.
Cómo aprovechar o evitar las clavadas
Las clavadas son una táctica muy poderosa y versátil que puede dar lugar a combinaciones espectaculares o a ventajas sutiles. Para aprovecharlas o evitarlas, hay que tener en cuenta algunos consejos:
Busca las clavadas en cada posición. Observa si hay piezas alineadas en filas, columnas o diagonales y si puedes atacarlas con una pieza de largo alcance.
Aprovecha las clavadas para ganar material, crear amenazas o mejorar tu posición. No te conformes con clavar una pieza, sino que busca cómo explotar esa ventaja.
Evita las clavadas anticipándote a las amenazas del rival. Si ves que tu rey o una pieza de valor está en una línea peligrosa, trata de salir de ella o interponer una pieza de menor valor.
Rompe las clavadas con jugadas activas o sacrificios. Si sufres una clavada, no te quedes pasivo, sino que busca recursos para liberarte o contratacar.
Conclusión
La clavada es una de las tácticas más importantes y frecuentes en el ajedrez. Saber cómo usarla y cómo defenderse de ella es esencial para mejorar como jugador.
Esperamos que este artículo te haya ayudado a entender mejor la clavada y sus variantes. Os animamos a que practiques esta táctica con ejercicios o partidas y que la incorpores a tu repertorio.
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