La ONCE, Organización Nacional de Ciegos Españoles, ha sido una institución pionera y referente en el fomento y la promoción del ajedrez entre las personas ciegas o con discapacidad visual. Desde su fundación en 1938, la ONCE ha apoyado la creación de clubes, escuelas y torneos de ajedrez, así como la participación de sus afiliados en competiciones nacionales e internacionales.
El Club de Ajedrez de la ONCE de Madrid es el decano de la Federación Madrileña de Ajedrez y uno de los más antiguos de España. Fue fundado en 1947 por un grupo de personas afiliadas a la ONCE que decidieron practicar este deporte como una forma de ocio, integración y superación personal. Desde entonces, el club ha cosechado numerosos éxitos deportivos y ha contribuido a la formación de grandes ajedrecistas ciegos o con discapacidad visual.
Para la práctica del ajedrez, las personas ciegas o con discapacidad visual necesitan solo algunas adaptaciones en el material de juego, que les permiten diferenciar las piezas y las casillas por el tacto y el oído. El tablero tiene los cuadros negros ligeramente más altos que los blancos, y cada casilla tiene un orificio en el centro, donde se insertan las piezas, que llevan una protuberancia en su parte superior para distinguir las negras de las blancas. Además, los relojes de ajedrez disponen de un mecanismo de voz con auriculares para acceder al tiempo de juego.
Las partidas entre ajedrecistas ciegos o con discapacidad visual se juegan en dos tableros, uno para cada jugador, que mueve las piezas en su tablero de modo que no moleste ni sea molestado por su contrario. Los jugadores deben anunciar sus movimientos en voz alta, usando la notación algebraica, y pulsar el reloj después de cada jugada. También deben repetir el movimiento del rival en su propio tablero, para mantener la posición actualizada.
El ajedrez para ciegos o con discapacidad visual es un ejemplo de cómo un deporte puede ser una herramienta de inclusión y superación para las personas con discapacidad. El ajedrez les permite desarrollar sus habilidades mentales, como la memoria, la concentración, el cálculo, la lógica y la creatividad, así como sus valores personales, como la autoestima, la confianza, el respeto, la tolerancia y la deportividad. Además, el ajedrez les brinda la oportunidad de relacionarse con otras personas, tanto ciegas como videntes, y de participar en una actividad cultural y socialmente enriquecedora.
La ONCE y su labor social han sido fundamentales para impulsar el ajedrez entre las personas ciegas o con discapacidad visual, facilitando los recursos necesarios para su práctica y el acceso de estas personas a las competiciones. Gracias a ello, el ajedrez se ha convertido en una pasión y una forma de vida para muchos de sus afiliados, que han demostrado su talento y su nivel en el ámbito nacional e internacional. El ajedrez y la ONCE son, sin duda, una historia de inclusión y superación.